La historia de la recuperación del
"Antroxu" Mierense
La villa pionera
en la recuperación del Carnaval
En los años
ochenta el carnaval era la fiesta más importante del año, Mieres fue pionero y
puntero, en la imagen el desfile en la C/La Vega. Foto de J.R.Viejo
(facebook-mieres años 80 y 90)
Sonaban clarines de un cambio importante
en la actualidad española con el aperturismo político y democrático. Y tanto la
esperanza como la ilusión se respiraban en los sectores que conforman una
sociedad sujeta, hasta entonces, a los "mandatos" de una dictadura.
Esta impresión, esos sentimientos abarcaba todo el arco humano incluidas las
manifestaciones festivas. Para nadie es un secreto que tras la implantación del
régimen franquista habían quedado abolidas algunas expresiones del festejo
público, como por ejemplo el veto total a los Carnavales en los que el
principal objetivo fuese el detalle imprescindible de disfrazarse ocultando la
identidad, al considerar que ello podía convertirse en una forma de
"operar" impunemente contra la integridad o la propiedad de los
participantes.
De todas maneras hubo "puntos" definidos donde la prohibición no
llegó a surtir efecto ni tampoco fue motivo de desmanes. Mieres ha tenido ese
ejemplo "débil" en el pueblo de Insierto, valle de Cuna y Cenera.
En la capital del concejo, apenas se dejaron oír esos clarinazos libertarios,
en el mejor de los sentidos, cuando la iniciativa del sector de la hostelería,
y lo que era lógico por la influencia que ejercía en la actividad, la calle La
Vega se lanzaba a "tumba abierta" hacia la recuperación de este
manifiesto de alegría que con su "escopetazo" dio salida a todo un
deseo de participación ciudadana.
A partir del año 1981 la organización abría el escaparate de su programa más
expresivo, como pioneros de todo el arco asturiano logrando que los Carnavales
de Mieres, a los que rápidamente se les agregó el denominativo de la llingua,
el Antroxu, se convirtieran en una llamada a la participación de gentes de todo
el Principado.
La calle La Vega, en su magnífica
trayectoria, fue el especial escenario que recorrían las carrozas, los grupos
animados, las charangas y todos aquellos colectivos participantes que iban
escoltados por las innumerables y juguetonas individualidades que bailoteaban y
hacían piruetas en torno al propio desfile, porque la gente se había soltado el
pelo, haciendo partícipe a todo el cogollo urbano.
El cronista entiende que los principales
promotores de este fenómeno recuperado de la historia, fueron al menos siete.
Ahí estaba con toda su disposición Tino Nomparte del Tino's (Florentino),
primer presidente; Andrés el del Yaracuy (Andrés Bernaldo de Quirós), que tomó
el relevo en la presidencia; y Antonio el del Escudo (Antonio Menéndez), tercer
mandamás. Y con ellos Tini en del Yubana (Valentín Fernández), Pedro el del
Gatopardo (Pedro Ortega), Lelo el del Eros (José Aurelio Alvarez) y Sabino el
del 42 Piano Bar (Sabino Argüelles), que hacía las veces de secretario.
Todos ellos completaban el equipo
promotor y no solamente ponían en marcha la maquinaria organizativa, sino que
también participaba, con sus disfraces, en cada uno de los actos previstos. Es
posible que existiesen otros colaboradores que también dejaron santo y seña, o
que se sumaron más tarde. Ante una omisión involuntaria, pido las justas
disculpas.
El impacto del Antroxu mierense tuvo
resonancia hasta el punto de convertirse, por aquellos tiempos, en el primero
de Asturias, tanto por su antigüedad como por la categoría que alcanzaba en
cada edición. Incluso LA NUEVA ESPAÑA se unió a cada convocatoria, con el
concurso de "Los Populares del Carnaval" un trofeo que alcanzaron
algunas personalidades de este entorno, como fue el matrimonio Mortera,
artífices de un estilo inconfundible por su elegancia y expresión, Manuel
Cuevas "Lito" el del Yubana, dado el trabajo que desarrollaba para la
mayor brillantez de los actos y La Charanga "Los Esgarrapiaos" de
Ablaña, primera y por lo tanto pionera en eso de organizarse como grupo para su
participación.
Todavía queda por señalar que varias
personalidades de renombre acudieron a la solicitud del Carnaval mierense para
hacer de pregoneros, como es el caso, entre otros, del periodista deportivo
José María García, el consejero entonces de Cultura en el Principado Manuel de
la Cera, el redactor también por aquella época, de LA NUEVA ESPAÑA, José Luis
López del Valle y el entrañable compañero en las tareas informativas de la
zona, José María Pellanes.
Desgraciadamente de los organizadores
principales solo Antonio el del Escudo, Pedro el del Gatopardo. Lelo del Eros y
Sabino el del 42 Piano Bar se encuentra entre nosotros, mientras que Andrés,
Tini y Tino Nomparte, dejaron este mundo hace unos cuantos años, pero su
recuerdo permanece arraigado entre los mierenses que gustan de mantener vivo el
espíritu de antaño. Lo mismo se puede decir de algunos de los "Populares
del Carnaval" galardonados, como el matrimonio Mortera o Lito el del
Yubana. Ellos, también, por el poso de participación que dejaron, permanecen
vigentes en el recuerdo colectivo.
En los años ochenta el carnaval era la fiesta más importante del año, Mieres fue pionero y puntero, en la imagen el desfile en la C/La Vega. Foto de J.R.Viejo (facebook-mieres años 80 y 90)
Sonaban clarines de un cambio importante en la actualidad española con el aperturismo político y democrático. Y tanto la esperanza como la ilusión se respiraban en los sectores que conforman una sociedad sujeta, hasta entonces, a los "mandatos" de una dictadura. Esta impresión, esos sentimientos abarcaba todo el arco humano incluidas las manifestaciones festivas. Para nadie es un secreto que tras la implantación del régimen franquista habían quedado abolidas algunas expresiones del festejo público, como por ejemplo el veto total a los Carnavales en los que el principal objetivo fuese el detalle imprescindible de disfrazarse ocultando la identidad, al considerar que ello podía convertirse en una forma de "operar" impunemente contra la integridad o la propiedad de los participantes.
De todas maneras hubo "puntos" definidos donde la prohibición no llegó a surtir efecto ni tampoco fue motivo de desmanes. Mieres ha tenido ese ejemplo "débil" en el pueblo de Insierto, valle de Cuna y Cenera.
En la capital del concejo, apenas se dejaron oír esos clarinazos libertarios, en el mejor de los sentidos, cuando la iniciativa del sector de la hostelería, y lo que era lógico por la influencia que ejercía en la actividad, la calle La Vega se lanzaba a "tumba abierta" hacia la recuperación de este manifiesto de alegría que con su "escopetazo" dio salida a todo un deseo de participación ciudadana.
A partir del año 1981 la organización abría el escaparate de su programa más expresivo, como pioneros de todo el arco asturiano logrando que los Carnavales de Mieres, a los que rápidamente se les agregó el denominativo de la llingua, el Antroxu, se convirtieran en una llamada a la participación de gentes de todo el Principado.
Todos ellos completaban el equipo promotor y no solamente ponían en marcha la maquinaria organizativa, sino que también participaba, con sus disfraces, en cada uno de los actos previstos. Es posible que existiesen otros colaboradores que también dejaron santo y seña, o que se sumaron más tarde. Ante una omisión involuntaria, pido las justas disculpas.
Todavía queda por señalar que varias personalidades de renombre acudieron a la solicitud del Carnaval mierense para hacer de pregoneros, como es el caso, entre otros, del periodista deportivo José María García, el consejero entonces de Cultura en el Principado Manuel de la Cera, el redactor también por aquella época, de LA NUEVA ESPAÑA, José Luis López del Valle y el entrañable compañero en las tareas informativas de la zona, José María Pellanes.
Desgraciadamente de los organizadores principales solo Antonio el del Escudo, Pedro el del Gatopardo. Lelo del Eros y Sabino el del 42 Piano Bar se encuentra entre nosotros, mientras que Andrés, Tini y Tino Nomparte, dejaron este mundo hace unos cuantos años, pero su recuerdo permanece arraigado entre los mierenses que gustan de mantener vivo el espíritu de antaño. Lo mismo se puede decir de algunos de los "Populares del Carnaval" galardonados, como el matrimonio Mortera o Lito el del Yubana. Ellos, también, por el poso de participación que dejaron, permanecen vigentes en el recuerdo colectivo.